dolor crónico, sintomas

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Quien sabe de dolor, todo lo sabe

A lo largo de la historia hemos aprendido que cuerpo y mente van de la mano. Por lo tanto, mente y dolor también son inseparables. En el caso del dolor crónico, donde existe una afectación física real, es habitual que la persona que lo padece se centre en tratamientos orientados a aspectos más fisiológicos; perdiendo de vista el componente emocional. En este artículo abordaremos los beneficios que puede ser aprender a gestionar el dolor crónico a través de las emociones y la mente.

Síntomas del dolor crónico en las emociones

Una persona que padece dolor con más de tres meses de duración inevitablemente va a ver como éste interfiere en su vida cotidiana. Le va a costar desempeñar el trabajo con normalidad, permanecer sentado; le va a costar mantener la concentración, notará que tiene despistes. Muchas de sus prioridades, como, por ejemplo, la relación de pareja pasará a segundo plano, porque el dolor va a ganar mucho protagonismo en su vida. Esa conquista de la vida cotidiana por el dolor pone de manifiesto que existe una relación del dolor crónico con las emociones. Se convierte en un factor añadido de sobrecarga diaria, generando malestar a la persona que lo sufre. Estos síntomas del dolor crónico en las emociones se asocian concretamente con un dolor más constante y un aumento en la sensibilidad.

Si nos remitimos a la literatura científica, encontramos que un 52,7% de los pacientes tienen condicionada su actividad social, familiar y sexual; relacionando las consecuencias anímicas del dolor crónico, con cuadros de depresión y ansiedad.

Gestionar esta sintomatología no es fácil, teniendo en cuenta las circunstancias en las que se produce. Es habitual que la persona se sienta desbordada, uno de los signos que acompañan al estrés; sintiéndose con grandes dificultades para encontrar recursos con los que hacer frente a la situación y poder salir de ella. Este malestar emocional sumado a la carga del propio dolor produce un consumo de energía vital que dificulta, cada vez más, enfrentarse al dolor día a día. Entonces aparecen emociones como: impotencia, vulnerabilidad, rabia, tristeza, incluso culpa.

Todo este sufrimiento va restando poco a poco calidad de vida a la persona, vivir aprisionado por el dolor y estas emociones no es vida. Los tratamientos psicológicos para el dolor crónico están destinados a mejorar cualitativamente el curso de la enfermedad. Por lo tanto, un factor ineludible en la mejora de la calidad de vida va a depender de pedir ayuda a un especialista en terapia psicológica del dolor.

TIPOS DE DOLOR CRÓNICO

Dolor Mecánico

Es el producido por cambios en posturas y cargas anormales -especialmente de forma constante, a lo largo del tiempo-, que pueden causar estrés en ciertas estructuras anatómicas y dolor por sobrecarga.

El dolor mecánico es típicamente inconstante a lo largo del tiempo. Su localización puede ser fija o cambiante. Habitualmente empeora con ciertos movimientos. El dolor mecánico responde poco a la medicación antiinflamatorio.

Dolor Inflamatorio

El dolor inflamatorio es el que aparece después de un daño o una lesión, se produce típicamente una respuesta caracterizada por la presencia de calor, hinchazón, rubor. Normalmente esta respuesta desaparece con la curación de la lesión. Cuando esto no ocurre porque la lesión perdura en el tiempo, ocurren cambios bioquímicos que hacen que las neuronas que detectan el dolor se vuelvan hipersensibles. El dolor se vuelve más «crónico», con un umbral más bajo. Encontramos este tipo de dolor en cuadros de artrosis, y en enfermedades reumatológicas (artritis).

Dolor Neuropático

Se trata de esos dolores como pinchazos, hormigueo, quemazón o descargas eléctricas. Se deben a la lesión de los nervios que trasmiten las sensaciones y, entre ellas, la del dolor. Es decir, que es una lesión de las vías del dolor. Puede ocurrir en cualquier punto, desde los receptores del dolor que tenemos en la piel hasta el cerebro. Así que puede presentarse: por un herpes; por una hernia discal que comprime un nervio espinal; por un trauma que daña los nervios de un miembro; por una enfermedad como la diabetes, que ataca las terminaciones nerviosas;o por un ictus que lesiona una zona del cerebro implicadas en la trasmisión del dolor.

DOLOR CRÓNICO, CONSIDERADO ENFERMEDAD POR LA OMS

Según las estadísticas internacionales, sobre el 30% de la población mundial sufre de dolor crónico, afección que está presente en más del 50% de los pacientes que asisten a la atención primaria.

Debido al aumento de esta dolencia, la OMS buscó que se considere como enfermedad, con el fin de que su alivio sea un derecho humano que permita a quienes la padecen, mantener una buena calidad de vida.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha adoptado la última revisión de su ‘Clasificación Internacional de Enfermedades’, que incluye sistema de clasificación para el dolor crónico. Para llegar a esta decisión, se ha realizado una extensa investigación durante los últimos seis años por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP). Este sistema de clasificación del dolor transformará la atención al paciente y la investigación del dolor en todo el mundo.

Comprende tu dolor, puede ayudar a reducirlo

EL DOLOR SIEMPRE ES REAL. Todo dolor es una respuesta a lo que tu cerebro considera una situación de amenaza para tu cuerpo. El dolor puede ser complicado, pero siempre es real.

El dolor siempre es real. Y también los demás síntomas que le acompañan.

APRENDE MÁS SOBRE TU DOLOR.

Comprender el dolor persistente es realmente importante. Sabemos que comprender tu dolor es esencial para que desaparezca.

EL DOLOR NO ES IGUAL AL DAÑO TISULAR. Todo el dolor es real, no importa qué lo esté causando. Lo que sorprende a la mayoría de las personas es que puedes sentir dolor cuando no hay daño en los tejidos. Aceptar que, probablemente, no sea un daño físico el que cause el dolor puede ayudar a que tu dolor desaparezca.

El dolor no es un fiel reflejo de lo que sucede en nuestros tejidos.

El dolor no se genera allá donde duele, sino en el cerebro, haya lesión o no.

DOLOR Y TU PROTECTÓMETRO. Nuestros cerebros son tan inteligentes y buenos para protegernos, que cualquier evidencia que suponga peligro puede aumentar el dolor, y cualquier prueba de seguridad puede rechazarlo. Estas señales de peligro y seguridad pueden esconderse en lugares difíciles de encontrar. Este protectómetro interno monitorea constantemente el equilibrio de estas señales.

TU SISTEMA DE DOLOR SOBREPROTECTOR. Sin embargo, a veces se vuelve demasiado celoso. Esto se debe a que todos los sistemas biológicos del cuerpo tienen errores. Entonces, cuanto más tiempo tengamos dolor, más efectivo será el sistema y más protector será el área del cuerpo.

VUELVE A ENTRENAR TU SISTEMA DE DOLOR. Así como el sistema del dolor aprendió a ser sobreprotector, puede volverse a entrenar para que funcione gracias a la bioplasticidad. La bioplasticidad es la capacidad de los tejidos corporales y los sistemas de todo el cuerpo para adaptarse a las experiencias de aprendizaje.

SER PROACTIVO SOBRE TU DOLOR. Hay pruebas abrumadoras de que los mejores tratamientos para prevenir y superar el dolor persistente implican planificar con anticipación, tomar el control y tener un enfoque a largo plazo. ¡Llevará algún tiempo, pero sé proactivo y siente los beneficios!

Si bien el dolor crónico no desaparece del todo, un tratamiento adecuado permite llevar una vida normal y con bajos niveles de dolor. Hoy existen alternativas con medicamentos y terapias.

  • Fisioterapia ayuda a fortalecer los músculos.
  • Ejercicio: caminar, nadar o andar en bicicleta.
  • Terapias preventivas con suplementos Dietéticos.
  • Terapia del comportamiento: relajación para disminuir el estrés, como la meditación, el yoga o el taichi.

La ciencia del dolor ha avanzado mucho en los últimos treinta años. Esto es debido a los nuevos conocimientos sobre Neurobiología del dolor y a los avances en Neurociencia y las nuevas técnicas de imagen funcionales, que permiten observar el cerebro en actividad.

Sin embargo, la mayor parte de esta información ha tenido un escaso impacto en el tratamiento habitual del dolor. La mayoría de las personas, incluidos los profesionales de la salud, no tienen una concepción actualizada sobre el dolor y su tratamiento.

El producto más vendido en las farmacias por unidades son los analgésicos.

Si puedes identificar los tratamientos, te permitirán vivir y gozar de una vida plena. El enfoque que elijas debería incluir más que solo medicamentos, aunque, es probable que los analgésicos ya estén presentes. Aprende sobre los riesgos y beneficios de los medicamentos analgésicos comunes, para poder tomar decisiones seguras al buscar una solución.

El dolor se desaprende.

ALTAS CAPACIDADES Y DOLOR

Según vamos trabajando con los síndromes de sensibilización central (SC) (migraña, fibromialgia, fatiga crónica, SQM…), nos vamos dando cuenta de que, muchas veces, estamos ante personas muy inteligentes. Y tiene sentido; estamos ante cerebros que tienen más capacidad de almacenar información, de establecer relaciones más complejas entre estos datos, de tener en cuenta más variables, de analizar más hipótesis a un mismo tiempo, de dar relevancia a muchos ítems a la vez…

Las personas intelectualmente superdotadas están más expuestas a enfermedades. Con un CI superior a 130, aumenta el riesgo de padecer trastornos afectivos, de atención, hiperactividad, y una mayor incidencia de enfermedades relacionadas con el Sistema Inmune.

Estrés cotidiano en adultos

Cuando un sistema nervioso sobreprotector se encuentra con el estrés cotidiano de la edad adulta, a menudo responde produciendo síntomas físicos. Esto puede aparecer en forma de dolores de cabeza, problemas de estómago, tensión muscular, dolores de espalda, frecuencia cardíaca rápida y muchos más.

Al igual que las tensiones cotidianas desencadenan síntomas físicos, los cambios importantes en la vida, a menudo pueden coincidir con el desarrollo de síntomas nuevos o empeorados. Los acontecimientos frecuentes incluyen:

• Cambio en el estado de relación
• Cambio de vivienda
• Muerte o pérdida de un ser querido
• Cambio de empleo o de carrera
• Discriminación en curso
• Cambio de posición financiera
• Participación en una relación abusiva
• Evento traumático

En cualquier momento, un sistema nervioso hiperactivo puede alcanzar su punto de inflexión y comenzar el ciclo de los síntomas crónicos. Estos síntomas pueden comenzar con una lesión, o aparecer de la nada. Algunos ejemplos comunes son:

• Migrañas
• Fibromialgia
• Fatiga
• Dolor de espalda, cuello u hombro
• Dolor de mano o de muñeca
• SDRC
• Malestar de rodilla, piernas o en los pies
• Neuralgia del trigémino
• SII y otros problemas gastrointestinales
• Dolor persistente por una lesión
• Otros síntomas que duran > 3 meses

El sistema nervioso es excepcionalmente plástico, lo que significa que puede adquirir hábitos fácilmente. El dolor es uno de esos hábitos. Cuanto más es la practica en el sistema nervioso, de la activación de un determinado síntoma, más fácil le resulta activarlo una y otra vez.

A medida que el dolor se vuelve crónico, muchas personas experimentan un ajuste de sensibilidad. El cerebro se vuelve cada vez más protector, detectando el peligro y desencadenando una respuesta de dolor, incluso cuando no hay peligro presente.

El dolor crónico no solo afecta el cerebro, afecta todos los aspectos de la vida como: Niveles de actividad física, Vida Social, Relaciones ,Identidad ,Salud mental, Rutina.

La Espiral Descendente.

Injustamente, los cambios en el cerebro y los cambios en la vida que acompañan al dolor crónico alimentan el dolor. Las actividades que alivian el dolor de forma natural y liberan “sustancias químicas felices” se restringen, mientras aumentan el miedo y la vigilancia.

Autodescubrimiento del Dolor

Para ayudar al sistema nervioso a sentirse seguro nuevamente, es fundamental comprender qué le hizo sentirse inseguro.

La respuesta adaptativa (normal) del cuerpo a las situaciones de stress, provoca cambios en diferentes sistemas: hormonal, bioquímico, cardiovascular, neuroendocrino, sistema nervioso, muscular y psicológico. Pero cuando los niveles de estrés son muy altos, esos cambios se alteran, no responden de forma normal y puede tener consecuencias negativas para la salud y bienestar.

El nivel de estrés anormalmente elevado puede venir por personas con niveles de autoexigencia muy elevada, que trae consigo un conjunto de reacciones emocionales desagradables como la ansiedad, la rabia y la tristeza.

En los trastornos de dolor se dan las dos vertientes: el dolor produce estrés y el estrés incrementa el dolor, dándose así una situación imposible de resolver, si no se afrontan los dos problemas.

El DOLOR CRÓNICO EN LAS FUTURAS GENERACIONES

El tratamiento de enfermedades como varices, dolor de rodillas o de espalda se han disparado entre veinteañeros y treintañeros. No resulta natural que muchos jóvenes de entre 25 y 35 años, estén empezando a experimentar síntomas semejantes a los que están íntimamente ligados a la edad, y que estamos acostumbrados a escuchar en boca de personas de más de 60 años.

¿De dónde provienen todos estos problemas de salud? Básicamente, de unas costumbres muy poco saludables, entre los que se encuentra los hábitos de vida sedentarios, la utilización de ordenadores, dispositivos móviles o tablets, que nos llevan a adoptar malas posturas, y el sedentarismo.

Los datos de la investigación nos dicen que el dolor crónico es más común en las niñas, y que la experiencia del dolor crónico aumenta a medida que los niños se vuelven adolescentes. No sabemos por qué el dolor aumenta durante la pubertad o por qué es más común en las niñas, aunque también se han encontrado niveles más altos de dolor crónico en mujeres que en hombres. El dolor crónico puede ser parte de una condición de salud continua en los jóvenes, como la artritis. Una condición de salud que causa hinchazón, rigidez y dolor en las articulaciones de una persona, enfermedad inflamatoria intestinal o síndrome de fatiga crónica, puede ocurrir sin ninguna razón obvia.

Formar una identidad personal es complicado para cualquier joven, pero puede ser particularmente difícil, para los jóvenes que necesitan encontrar un sentido de quiénes son, a pesar de vivir con dolor crónico.

El hecho de que el dolor crónico en sí mismo sea a menudo invisible, dificulta que los demás lo comprendan, pero también que los propios jóvenes tengan dificultades para dar sentido al dolor.
Se necesita más investigación para comprender qué tratamientos funcionan mejor. Aumentar la conciencia pública sobre cómo puede afectar el dolor crónico, a una generación que, de seguir así, tendrán una edad madura con una salud muy deteriorada.

Sabemos que los padres de jóvenes que viven con dolor continuo dicen que se sienten ansiosos y deprimidos.

Un 20% de pacientes con COVID sufren dolores Articulares y Musculares.

Los problemas más comunes que relatan los pacientes que han pasado la enfermedad son dolores en los hombros y espalda, aunque pueden afectar a cualquier articulación del cuerpo. Algunos pacientes pueden tener problemas más severos como dificultad para mantenerse de pie, subir escaleras, coger objetos con las manos o levantar los brazos por encima de la cabeza. También algunos pacientes refieren sensación de calambres y hormigueo, así como debilidad en brazos y piernas. Es muy importante llevar un balance entre ejercicio, actividades y descanso. Por este motivo, al inicio de la recuperación es mejor incorporar actividades sencillas y luego poco a poco introduce actividades más fuertes.

RELACIÓN ESTRECHA DE DOLOR Y ALIMENTACIÓN

La relación entre el dolor crónico y alimentación es tan compleja como interesante. Se da en dos sentidos: por un lado, lo que comemos afecta a la salud, intensidad y evolución del dolor; y por otro, el dolor crónico afecta a la conducta alimentaria, metabolismo y microbiota de la persona que lo padece. Una mejora dietética ayuda en gran medida a los pacientes a sentirse mejor, tener mejor salud y sentir menos dolor.

En personas con dolor crónico, hay un nivel aumentado de estrés oxidativo y un estado de inflamación crónico de bajo grado, y que entre ellos se retroalimentan.

La alimentación es una gran fuente de nutrientes y otras sustancias con efectos antioxidantes y antiinflamatorios que nuestro organismo necesita para modular esos procesos.

El sobrepeso y la obesidad es superior en pacientes con dolor crónico, frente a la población general. Interactuan muchos factores que provocan esta situación: no solo la disminución de actividad física, sino también los hábitos dietéticos no adecuados y las alteraciones metabólicas, de microbiota intestinal.

Otro aspecto imprescindible para tener en cuenta es la presencia habitual de trastornos gastrointestinales en pacientes que sufren dolor crónico. No es casual y son muchas las publicaciones que explican la relación entre el dolor y el eje intestino-cerebro, con el microbiota jugando un papel principal. Cuidar la salud intestinal ayuda a cuidar el dolor.

Dietas que curan desde la antigüedad

Los alimentos y las dietas siempre han jugado un papel importante en la historia de la medicina; el ajo fue usado para tratar problemas de salud en Egipto y Grecia, mientras que en el siglo XVIII la armada inglesa previno el escorbuto incluyendo en la dieta de sus marinos limas y limones.

Fue gracias a estos largos viajes oceánicos que se pudo observar por primera vez los efectos de una dieta desprovista de ciertos nutrientes.

Las deficiencias agudas de vitaminas o minerales producen enfermedades que pueden ser mortales y por tanto se les ha dado mucha importancia. Estas deficiencias agudas han determinado lo que se denominan cantidades diarias recomendadas de nutrientes, como las cantidades que evitan que suframos enfermedades carenciales.

La terapia nutricional o nutrición ortomolecular, estudia las deficiencias no críticas de nutrientes y determina las cantidades óptimas para cada individuo.

La calidad de vida óptima que busca la nutrición ortomolecular, significa la ausencia de síntomas molestos que, aunque no se consideran enfermedad, no nos dejan disfrutar de una salud plena, como puede ser: malas digestiones, dolores de cabeza, cansancio crónico, depresión, infecciones frecuentes, menstruaciones dolorosas, problemas de piel o mala memoria.

En conclusión, nuestra dieta puede ser más o menos sana, pero si estamos expuestos a factores desmineralizantes o si, genéticamente tenemos dificultades en la absorción de determinados nutrientes, puede que necesitemos una ayuda extra con suplementos.

Desde la medicina ortomolecular, sin renegar de los analgésicos, incorporamos sustancias como algunas vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas que actúan sobre la química del dolor y complementamos con ácidos grasos polinsaturados que inhiben el proceso inflamatorio.

Junto con otras modalidades que tienen como objetivo disminuir la inflamación y la respuesta al dolor crónico, la suplementación adecuada se dirige a los factores de la causa raíz y apoya la curación y reparación de los tejidos de diversas maneras. El uso clínico de la suplementación para el dolor crónico, así como para otros problemas de salud, debe cumplir ciertas normas para ser eficaz. Estos estándares incluyen la dosis terapéutica, (la cantidad correcta necesaria para generar el efecto deseado), la biodisponibilidad y la pureza.

No hay duda de que el tratamiento del dolor debe ser multidisciplinar. Así se consigue el máximo beneficio para el paciente, y en este sentido, la nutrición también es una herramienta de gran ayuda, especialmente en el contexto del dolor crónico.

Salud musculoesquelética

Podemos experimentar dolor en nuestros músculos, huesos, articulaciones, tendones y ligamentos, lo que puede causar dolor de espalda y otras discapacidades físicas. Aprender a reponer el cuerpo con proteínas de calidad bajas en grasa, carbohidratos y grasas saludables es esencial para una buena nutrición. Las personas con problemas musculoesqueléticos pueden necesitar complementar su dieta para obtener una mayor asistencia nutricional y ayudar con el dolor, la inflamación y las limitaciones físicas. Se pueden prescribir suplementos para proteger y preservar la elasticidad de los tejidos, mantener el tejido conectivo sano y preservar su movilidad y calidad de vida.

  • Glucosamina. Uno de los mejores suplementos nutricionales para cartílago y tendones.
  • Condroitina. Es un componente muy importante del cartílago, ya que interviene en su construcción y regeneración.
  • Colágeno. Para evitar rigidez.
  • MSM. De gran importancia en casos de degeneración, dolor e inflamación articular, recuperación en lesiones deportivas.
  • Ácido hialurónico. Gran ayuda a recuperar articulaciones dañadas disminuyendo inflamación y dolor.

Salud ósea:

Aprender las opciones de estilo de vida que promueven la salud de los huesos es esencial para la prevención de la pérdida de densidad ósea. Los médicos de Medicina Natural y Rehabilitación entienden que el desarrollo de la osteoporosis va más allá de la ingesta de calcio y los niveles de estrógeno. Una evaluación exhaustiva para descubrir cualquier factor nutricional que pueda estar contribuyendo a la pérdida de densidad ósea, también determinará si los pacientes necesitarán suplementos para ayudar a mejorar su salud ósea. Los suplementos y los cambios terapéuticos en el estilo de vida han demostrado ser importantes para prevenir la pérdida de densidad ósea. En algunos casos, incluso han demostrado ser esenciales para promover la reconstrucción de los huesos.

El Magnesio – es un elemento químico que se encuentra dentro de nuestro cuerpo y forma parte de las enzimas necesarias para cumplir con una gran cantidad de procesos corporales, necesarios para mantenernos en movimiento, por ejemplo: contribuye en la formación de proteínas, en la contracción de los músculos o en la producción de energía.

Por este motivo, el magnesio se relaciona directamente con la reducción del cansancio y el alivio de la debilidad muscular, y aporta muchos beneficios a nuestro organismo: ayuda a reducir la fatiga, contribuye a una mejor absorción de nutrientes y proteínas y, además, mejora la salud de los huesos.

Cúrcuma – Contiene curcumina, un antioxidante se encarga de proteger al organismo de los radicales libres, los cuales pueden dañar células y tejidos.

los enfermos de artrosis o la artritis, debido a su capacidad para reducir la inflamación notan una gran mejoría, sin los efectos secundarios de los antiinflamatorios.

Por otro lado, además de combatir el dolor, también ayuda en caso de padecer problemas digestivos, úlceras o psoriasis.

Calcio – Gran aliado en osteoporosis y osteopenia.

Multimineral – La combinación de los minerales, contribuye al buen funcionamiento de los músculos ,el mantenimiento de huesos y dientes, el buen funcionamiento del Sistema Nervioso.

Vitamina D – La deficiencia de vitamina D, responsable del dolor musculoesquelético crónico y de la disminución de la capacidad de curación y reparación del organismo.

La Vitamina C – Ayuda a aliviar el dolor muscular y articular, a través de la protección y curación de los tejidos musculares.

Las Vitaminas B – Trabajan para ayudar a liberar las tensiones musculares después de un largo día, efecto analgésico ante los dolores neuropáticos. El cerebro y los músculos dependen de estas vitaminas y minerales esenciales para relajarse.

Omega 3 – Reducen la intensidad de los dolores articulares, duración de la rigidez matutina y numero de articulaciones doloridas y blandas. Reduce la administracion de antinflamatorios no esteroides, sin tener los efectos secundarios nocivos para la salud que tienen estos.

Teanina – Ayuda al control del stress y la ansiedad, disminuyendo las molestias de la tensión muscular y el dolor, aumenta los niveles de dopamina, neurotransmisor que mejora el estado de ánimo.

Consejos de nutrición y manejo del dolor:

Los polifenoles, componentes que podemos encontrar en frutas y verduras, tienen propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, lo que reduce la inflamación y ayuda a nuestro cuerpo a protegerse frente al daño oxidativo.

Ingesta de agua. La deshidratación puede incrementar la sensibilidad al dolor, además de que puede tener otros efectos sobre la salud, especialmente en la población anciana.

La fibra es importante para una buena digestión, un buen mantenimiento de la microbiota y buen manejo del peso.

Reducir la ingesta de azúcar y alimentos ultra procesados, que pueden incrementar los procesos de inflamación y oxidación y empeorar así la experiencia del dolor.

Conclusión.

Una comprensión más profunda de uno mismo, mejores relaciones, un mayor disfrute de la vida cotidiana y una relación amorosa con el cuerpo.

Sabemos que la mejor medicina para el dolor está en el cerebro. Cuando tocas, cuando sientes amor, cuando te sientes apreciado, valorado… se abre un botiquín en tu cerebro, que empieza a producir oxitocina, dopamina, serotonina, endorfina… Es impresionante las medicinas que tenemos en el cerebro. Pero hay que hacerlas salir. Tienes que encontrar la llave para abrir ese botiquín.

Una nueva perspectiva sobre el dolor es posible, comenzar a enseñar nuevos trucos a un viejo sistema nervioso. La alegría, el juego, la gratitud y la actividad física son hábitos poderosos que liberan sustancias químicas naturales que alivian el dolor.

Cuanto más se practiquen estos nuevos hábitos, más cómodo se sentirá el sistema nervioso.

La farmacología no es la única herramienta para tratar el dolor, la fisioterapia nos puede ayudar mucho, también la psicología y los suplementos nutricionales.

Debemos de complementar todos los tratamientos para una mayor capacidad de recuperación y bienestar.

El éxito se encuentra en rodearse de un equipo multidisciplinar que englobe al paciente en todos ellos, para una mayor capacidad de recuperación y bienestar.

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